A lo largo de nuestra vida
escuchamos, y hoy gracias a las redes sociales también leemos, que hay que
sonreírle a la vida. Pero alguna vez te has preguntado ¿qué significa eso?
Desde muy pequeños aprendemos a
soñar. Soñamos con una vida perfecta, con ir al colegio, luego a la universidad, conseguir una buena posición
económica y durante todo este camino
conocer a esa persona maravillosa, perfecta, con la cual deseemos
compartir el resto de nuestros dias, tener hijos, educarlos juntos y vivir felices para siempre.
En fin, tener una historia de película.
Pero resulta, que con el pasar
del tiempo estos sueños tienen un fuerte
encuentro con la realidad. Durante el colegio y la universidad, día a día,
descubrimos una vida totalmente diferente,
una vida llena de dificultades. Con la llegada de nuestra amiga la
conciencia y viendo el ejemplo de nuestros padres nos damos cuenta que tener una buena posición económica no es
tan fácil; y en la búsqueda del amor
muchas veces fallamos, pues todo el tiempo estamos juzgando al otro por
no ser como el ideal perfecto de pareja que el mundo nos pinta. Entonces nos
encontramos con algo totalmente opuesto a lo anhelado. Y en este punto tenemos
solo dos opciones: frustrarnos y vivir una vida amargada, encerrados en el “yo
quisiera” “me gustaría” “ojala algún día” o
sonreírle a la vida.
Obviamente el camino más fácil es
el primero, pues el segundo no se trata solo de estar siempre feliz, “sonreírle
a la vida” es mucho más que esto. Es disfrutar cada momento, agradecer por cada
instante, entender que aun las cosas malas al final serán nuevas historias, de
donde sacaremos grandes aprendizajes, que nos harán más fuertes y moldearan
nuestro carácter. Sonreírle a la vida se trata de imponer metas y vencer obstáculos
por grandes o pequeños que estos sean, entender
que nadie es perfecto (solo Dios) y que cualquiera puede fallar y al fallar me
puede lastimar. Sonreírle a la vida es
guardar el corazón, perdonar y no tener rencor. Sonreírle a la vida es
comprender que ésta no es sencilla, pero aun así amarla y todos los días luchar
por hacer cada sueño realidad.
Quizá esto no sea fácil, pero te
aseguro que es la mejor opción. Así que, ¿qué esperas? ¡Sonríele a la vida!